Poesía en el Metro

Dicen que la inspiración viene en los viajes,
en las estaciones y trenes cuando recorres bonitos parajes,
serán las vías,
serán las máquinas,
será toda esa gente a la que ves y su vida imaginas.
Mis viajes son las mañanas,
las tardes después de terminar hecho una maraña.
Paisaje urbano del mundo mundano,
experimentando de cerca el contacto humano,
volando en el suburbano,
escribiendo cada idea antes de que escapen de mi mano.
Un lápiz y un papel en el metro de la Villa,
palabras breves y sencillas,
una tarea que el viaje ameniza,
mis ideas eterniza,
abriendo mi mente y esperando la próxima curva también,
cuidadoso de no introducir el pie entre coche y andén.
La métrica puntual entre cada parada,
parados los jóvenes delante de sus pantallas,
el lector ávido de Posteguillo a mi lado,
bermudas que asoman en el mes de mayo,
el suelo fue asiento,
acogiendo a dos adolescentes sin aliento,
ardiendo,
cada uno más hambriento.
Saludando al abandonado Chamberi,
todo lo que aquí ocurrió y no advertí,
habla el maquinista que llega con ideas,
maletas cargadas con imágenes donde te recreas,
porque lo creas o no, el metro tiene calefacción en verano,
es imposible no salir chorreando,
llorando de ver a ese tío en el abrigo enfundado,
librar una batalla contra el olor y acabar agotado.
Preparado para el anuncio de la próxima parada,
voz que por los siglos se ha quedado anclada,
por pocos odiada y por otros amada,
pero sin duda, por todos será recordada.
Hasta aquí la brevedad de la poesía,
fue leve como esta travesía,
mi viaje de cada día,
hasta mañana que vuelva a ver tus vías.

2 comentarios sobre “Poesía en el Metro

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